DATOS HISTORICOS DE LA COFRADIA


Datos Históricos de la Iglesia de Santo Domingo y sus Cofradías

La iglesia donde tiene su sede la Cofradía es la del antiguo Convento de Santo Domingo, fundado por Don Gome Hernández de Solís y su mujer, Doña Catalina de Silva, en 1556. Este centro religioso fue habitado por los frailes dominicos desde su fundación hasta la desamortización y consiguiente supresión y exclaustración de los monjes en 1822. Desde 1927, y hasta hoy, está regentada por los Padres Paules.

El convento se comenzó a construir en el año 1563, participando en la obra los maestros Baltasar Sánchez y Juan García.

Rodríguez Moñino rescató y publicó las escrituras realizadas para la construcción de la iglesia, teniendo la primera de ellas fecha de 30 de julio de 1563 y realizada entre el Prior del convento, Fray Bartolomé de Aguilar, y el maestro Baltasar Sánchez Oliva, ante el escribano Marcos Herrera. Nos parecía interesante incluir aquí algunos fragmentos de la misma:

“Sepan quantos esta carta de concierto vieren como nos el prior frayles e convento del monesterio de señor santo domyngo yntramuros desta ciudad de badajoz estando juntos e congregadas a son de campana tañyda según lo avemos de vso e costrumbre de nos ayuntar para las cosas tocantes e pertenecientes a este monesterio vnanymees e conformes conbiene a saber fray batolomé de aguilar prior e fray garcía de castro e fray domingo de vgalde todos frayles profesos de vna parte e de otra parte baltasar sánchez oliva albanyl vezino desta dicha ciudad de badajoz e dezimos que somos conbenydos e concertados en esta manera que nos los dichos frayles e conbento damos la obra de la yglesia del dicho monesterio a vos el dicho baltasar sánchez albanyl para que la hagáis a maestría según e de la forma e manera que entre nos los susodichos está concertado e asentado por la traça que dello distes vos el dicho baltasar sánchez y a la memoria que tenemos hecha entre nos los susodichos que su tenor es el siguiente”. 

“E para hacer y edificar la dicha obra según e como en la dicha memoria se contiene queda que nos los dichos prior frayles e conbento del dicho monesterio avemos de dar todos los materiales e pertrechos que pertenecieren a la dicha obra e vos no aveys de poner más de vuestras manos e herramienta e aveys de traer con vos en la dicha obra los oficiales que obiere menester el dicho convento pagándoles el cicho convento a cada oficial por cada vn día de trabajo tres reales menos quartillo e a vos el dicho baltasar sánchez tres reales por maestro por cada vn día que trabajaredes en la dicha obra e queda que vos aveys de tener cargo de coger los peones a costa deste dicho convento e pagaremos el precio por que fueren cogidos e ansí mismo calçaremos e aguzaremos a nuestra costa la herramienta para labrar la cantería e que no cojeremos ningún maestro para labrar en la dicha obra sin vuestra licencia e mandado...”.

Las escrituras muestran de forma detallada cómo se fue realizando toda la obra de la iglesia, como la del crucero, iniciada en 1570 y que tuvo que continuar en 1572 Juan García, albañil y cantero, por hallarse aún inacabadas, el cual también colaboró en otras partes del edificio.

La iglesia quedó finalizada en 1587, fecha que se encuentra consignada en el frontal del coro, donde están los escudos dominicos y los de los fundadores del convento. Igualmente, colaboraron en la obra el cerrajero Juan de Laredo para la rejería del convento y, sobre todo, para las distintas capillas y retablos, como el del altar mayor y el de la familia Tovar, los entalladores locales Pedro de Bañares y el gran artista Hans de Bruselas de Flores y Marcos de Trejo.

Por último, se encargaron las campanas para el convento en 1582 a Francisco Martínez, “maestro de hacer campanas” de Zafra; en 1587, a Juan de Sayavedra, campanero de Granada, y el 28 de julio de 1588, a Juanes de Avia, campanero de Córdoba. Los encargos eran muy curiosos por la descripción de los mismos: “...para que haga una campana el dicho convento, que tenga nueve o diez arrobas poco mas o menos, pagándole veinte ducados por la hechura”

El templo es de enormes proporciones, sensación que se ve favorecida por la gran altura de las bóvedas góticas que lo coronan.

El Convento de Santo Domingo poseía bastantes propiedades: casas y terrenos, no sólo en la ciudad y alrededores, sino también en otras localidades, como en Almendralejo y Salvaleón; esta última cedida por los Duques de Feria, D. Lorenzo Suárez de Figueroa y D. Gome Hernández de Solís y de Figueroa.

Asimismo, el antiguo convento era de grandes dimensiones pues llegaba hasta la Avenida de Ramón y Cajal, cubriendo el actual Parque de Castelar, y comprendía, además de la iglesia, el cuartel de la Guardia Civil, asentado en el claustro del convento, el cual está siendo restaurado.

Entre los destacados religiosos que impartían diversas cátedras en este centro, destacó Fray Luis de Granada, escribiendo aquí, su “Guía de pecadores”.

La iglesia ha sido muy castigada por las guerras, sufriendo grandes perdidas en la Guerra de la Independencia y, sobre todo, en la contienda civil, donde se destruyeron retablos y una veintena de tallas, entre ellas las de la Virgen del Mayor Dolor, y dañando algunas otras, como la del Cristo Nazareno del Amparo, titulares de la Cofradía.

La Cofradía realiza su salida por una preciosa portada de cantería labrada en el S. XVI. Está coronada por una escultura de Santo Domingo venciendo a la serpiente, flanqueada por escudos dominicos y por los perros con antorchas en la boca que tradicionalmente acompañan al santo. A los lados de la portada están colocados los escudos de los fundadores del convento, D. Gome Hernández de Solís y Doña Catalina de Silva. Sobre la portada aparece un vano circular a modo de rosetón, coronando el edificio la España que contiene las campanas. 

Cofradías existentes en Santo Domingo

Se tiene conocimiento de tres Cofradías que han estado establecidas en Santo Domingo, destacando la importancia de las mismas por su historia, títulos y privilegios. La más antigua es la de Nuestra Señora del Rosario, fundada en 1567. Posee privilegios pontificios, como ya hicimos constar en el apartado de las Cofradías desaparecidas y cuya imagen titular ha sido unida al paso del Cristo del Amparo, lo que puede dar pie para su revitalización como Cofradía independiente o fusionada con la que nos ocupa del Dulce Nombre de Jesús, fundada en 1603. Otras Cofradía que se fundó en Santo Domingo en el año 1695 fue la desaparecida del Santísimo Cristo del Rosario, más conocida por la del Coronado de Espinas, de carácter penitencial; fue una de las más importantes en su época.

Historia de la Cofradía

La Pontificia Hermandad y Cofradía de Penitencia del Dulce Nombre de Jesús, Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amparo, Santísimo Cristo de la Fe y María Santísima del Mayor Dolor es, sin duda, una de las más ilustres de la Semana Santa pacense.

Fue fundada por el Gremio de los Oficiales de Sastre bajo la denominación del “Dulce Nombre de Jesús” el 16 de mayo de 1603, teniendo su sede en el Convento de Santo Domingo y con la sana intención de reparar los agravios y blasfemias que se cometían contra el santo nombre de Jesús. Su titular era una imagen del niño Jesús, como lo sigue siendo actualmente, aunque hoy comparte su titularidad con las demás imágenes de la Hermandad. Poco después, y para gastar las rentas sobrantes, se convertiría en Cofradía de penitencia, sacando en procesión a Jesús Nazareno y a la Virgen del Mayor Dolor.

La fundación de la Cofradía fue aprobada por D. Francisco López de la Madrid, Provisor Vicario general que fue de este obispado, y por el entonces Obispo de la ciudad, D. Andrés Fernández de Córdoba. 

La procesión

El Miércoles Santo es un día grande para la Semana Santa de Badajoz pues en sus calles coinciden dos grandes Cofradías: la del Descendimiento y la del Cristo del Amparo, dándose cita el recogimiento, la historia, el arte, la belleza, el color, el aroma y el sonido de las marchas procesionales.

El desfile de la Pontificia Hermandad y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amparo, Dulce Nombre de Jesús, Santísimo Cristo de la Fe y María Santísima del Mayor Dolor es de una gran vistosidad; en primer lugar, por ser la única Hermandad que saca cuatro pasos y, en segundo, porque, aunque es una Cofradía humilde económicamente, posee un magnífico patrimonio pues tiene auténticas joyas en imágenes y paso de enorme calidad.

La salida se produce en la amplia Plaza de Santo Domingo, lo que permite disfrutar del esplendor de la procesión en toda su magnitud; desde allí, girará a la derecha para visitar el barrio de Santa Marina, aunque en 1996 hizo su recorrido solamente por las calles del centro del casco, subiendo hasta la Plaza de España, al acordar todas las Cofradías cubrir un itinerario oficial. Es cierto que muchos amantes de la Semana Santa preferimos la intimidad de un rincón en el casco antiguo para sentir la procesión más cerca, pero hay Hermandades, y ésta es una de ellas, que muestran su verdadera dimensión y belleza en una gran avenida, donde de un solo vistazo podemos contemplar el cortejo completo con sus cuatro pasos en el centro pues, cada uno de los que pasa, tiene como marco de fondo al que le sigue. El primero como marco de fondo al que le sigue. El primero de ellos es el del Nazareno del Amparo, imagen de gran veneración en el S. XVII y XVIII; detrás el Crucificado de la Fe, que todo lo inunda de rojo a su paso, al que le sigue la gran novedad de los dos últimos años en nuestra Semana Santa: el paso lastimoso de María Santísima con su hijo muerto en sus brazos, imagen de enorme belleza, acompañada únicamente por mujeres con mantilla negra y, cerrando el desfile, una dolorosa de gran calidad y hermosura, obra de Antonio Castillo Lastrucci, la Virgen del Mayor Dolor, talla que, incomprensiblemente, pasa un poco desapercibida y en la que entraremos en detalle al hablar de las imágenes pues es, sin duda, una de las más preciosas de la ciudad. La procesión, como todas las demás, hace estación en el Hospital Provincial de San Sebastián, construido en el S. XVIII por Diego de Villanueva, donde las imágenes, en un acto de piedad hacia todos los enfermos que sufren en el mundo, son aproximadas a su bella portada neoclásica rematada con la imagen de la Piedad.

Desde la Plaza de Minayo la procesión pasa a la calle Mayor para, doblando por la calle Santo Domingo, llegar a su parroquia, donde merece la pena ver la entrada de esta histórica Hermandad.

Como ya se ha comentado, en la Semana Santa de 1996 la Cofradía varía su recorrido, volviendo a realizar la espectacular subida de la calle Zurbarán, para, una vez en San Juan, dirigirse a la sombra de la Catedral hacia la fachada del Ayuntamiento, desdoblándose la procesión para descender por la calle Obispo en unos momentos cargados de belleza y espectacularidad por el marco que rodea el desfile.

Insignias y atributos

- Cruz de Guía: obra de mucho mérito realizada en madera por la Casa Artes de Badajoz. Presenta un trabajo geométrico en sus tramos, rematados con unas espléndidas cantoneras de estilo barroco; todo ello tallado y dorado sobre fondo azul. En el centro destaca el escudo de la Hermandad, rodeado por rayos, realizados con el mismo trabajo de talla y policromía que el resto. De sus brazos cuelga una finísima toalla blanca de tisú bordada por las camareras de la virgen y estrenada en 1953.

- Faroles de Guía: son de forma hexagonal y están realizados en plata. Estrenados en 1954.

- Libro de Reglas: regalado por D. Manuel Durán en Octubre de 1956.

- Senatus: realizado en terciopelo morado y bordado en oro. Estrenado en 1953. 
 
- Estandarte del Cristo de la Fe: realizado en terciopelo negro y rematado con galones, flecos y borlones dorados. Destaca en el centro la cara del Cristo, pintada al óleo sobre lienzo por Juan Manuel Expósito, vocal artístico de la Hermandad.

- Estandarte de la Cofradía: realizado en terciopelo morado, lleva el escudo de la Hermandad bordado por las Religiosas Adoratrices de Badajoz.

- Bandera del Cristo de la Fe: realizada en damasco negro, lleva una cruz de terciopelo rojo en el centro; es obra de Dña. Amalia Sanabria, camarera de la Hermandad.

- Bandera Concepcionista: regalada por la asociación de las hijas de María y enriquecida posteriormente con una pintura al óleo sobre tela de la Inmaculada Concepción, realizada por Juan Manuel Expósito y con aplicaciones del bordado del traje que el torero José María Martorell regaló a la Cofradía en 1957; trabajo realizado por Dña. María del Carmen Alfonso.

- Sine-Labe: regalado por D. Vicente Sánchez Simón el 8 de abril de 1958. Está realizado en terciopelo negro y presenta en el centro la frase “Sine-Labe Concepta” y el escudo de la Hermandad, todo ello bordado en oro y sedas; adornándose su parte inferior con un delicado bordado floral.

Proyectos

Como le suele pasar a todas las Cofradías, son muchas las ideas que pretenden llevar a cabo: Se quieren sustituir los faroles de cola del paso de la Virgen del Mayor Dolor, que están en mal estado, así como volver a sacarla bajo palio y finalizar el dorado del paso. Es también intención de la Hermandad volver a sacar todos los pasos a costaleros, como ya le ocurre al de la Piedad; uniéndose a él los del Cristo de La Fe y Virgen del Mayor Dolor en 1997. Se pretende restaurar las andas del Cristo del Amparo, e ir mejorando estandartes y atributos de los paseos.  

Curiosidades

Quizás la más destacada de las que se conocen, sea la forma y el momento en que se encargó y se trasladó desde Sevilla hasta Badajoz la nueva imagen de la Virgen del Mayor Dolor, obra del gran imaginero Antonio Castillo Lastrucci. Destruida la anterior en 1936, como ya hemos comentado, parece ser que se encargó la nueva de forma inmediata; hecho sorprendente dado que la Cofradía estaba privada de su actividad pública en estos momentos. Una vez realizada la obra, los problemas venían con el traslado de la imagen hasta Badajoz pues, dada la inseguridad del viaje, se oponían a que ésta viniese a nuestra ciudad, teniendo que esperar para ser trasladada oculta en una manta y en un coche de línea a nuestra ciudad. Parece ser que la operación la realizó un sacristán que estaba en el convento de las Descalzas.

En 1959, los mutilados de guerra, ataviados con capas de la Cofradía, comenzaron a dar escolta y a acompañar al paso del Cristo del Amparo, por haber sido éste igualmente mutilado en la guerra civil.

Pasos

Paso de Nuestro Padre Jesús del Amparo

Es, sin duda alguna, uno de los mejores pasos de la Semana Santa pacense, pues el Cristo es de gran valor histórico y artístico y desfila sobre una de las canastillas más impresionantes de la ciudad por su calidad artística y sus enormes promociones.

El Divino Nazareno del Amparo es una magnífica talla de finales del S. XVI o principios del XVII de la que, como de tantas otras, desconocemos su autoría. Sin embargo, en este caso se han vertido varias hipótesis, apuntando algunos entendidos que es, indudablemente, de uno de los maestros imagineros de su tiempo; pero nada concreto existe al respecto, debido a la pérdida de casi la totalidad de los archivos de la Hermandad en las sucesivas vicisitudes históricas por las que ha atravesado. 

Como ya hemos comentado, la imagen del Cristo del Amparo sufrió daños en la Guerra de la Independencia, que fue especialmente virulenta en la ciudad de Badajoz, y, posteriormente, en los asaltos y destrucción del patrimonio religioso durante la Guerra Civil, muy probablemente en sus comienzos en el año 1936. En esta última parece que sufrió alguna pequeña mutilación, posiblemente en alguna pierna, pues la cara, las manos el torso y los pies se salvaron de las agresiones. En 1939 y 1940 desfilaría gracias a alguna reparación de urgencia pues, en 1941, el escultor y profesor D. Ramón Cardenal Velázquez, que a su vez era Primer Teniente de Hermano Mayor y devotísimo de la imagen, lo restauró respetuosamente, devolviéndole su primitiva belleza. En 1956, el artista y asesor artístico de la Hermandad, Santiago Arolo Viñas, vuelve a restaurarlo y retoca la imagen, variándole la posición de la cabeza hacia fuera en lugar de ir pasarela a la cruz como la tenía antes, además de hacer otras variaciones como cambiar la posición de las manos. Parece ser que durante algún tiempo desfilaba abrazando la cruz, lo que daba la impresión de que la llevaba al revés.

La cara de la santa imagen sigue conservando una extremada dulzura y sus delicadas facciones le confieren una gran belleza, destacando la pureza de líneas, que refuerzan la naturalidad y el realismo de la expresión. La cara, ligeramente inclinada hacia la derecha, proyecta sus grandes ojos hacia el suelo en un elegante gesto de resignación y aflicción. El cabello y la barba partida en dos presentan un trabajo de talla de impecable factura. Lleva una corona de espinas tallada sobre la misma cabeza y luce espléndidas potencias de plata dorada y repujada.

La imagen ser representa caminando, con el peso echado sobre la pierna izquierda, que está más adelantada; el pie derecho está despegando del suelo y el cuerpo ligeramente vencido por el peso de la cruz. Ésta se realizó en madera y fue estrenada en 1947; sus tramos cilíndricos están rematados con unas magníficas cantoneras de plata dorada y repujada. El santo madero está un poco levantado pues el Nazareno va ayudado por una meritoria imagen de Simón Cirineo, obra de Santiago Arolo estrenada en 1977, que vino a ocupar el sitio dejado por la anterior del S. XVII o XVIII, desaparecida en alguna de las dos contiendas antes aludidas, al igual que los dos sayones que completaban el paso y que eran de la misma época. 
 
En la Semana Santa de 1995 salió el Cirineo vestido de hebreo con ropas sencillas, para ir en consonancia con la sobria túnica morada que llevaba el Nazareno del Amparo y con el vestido que lucía la gran novedad de este año: la tercera figura que acompañaba el paso y que es, nada menos, que la virgen del Rosario, magnífica imagen de gran devoción que poseía Cofradía propia, denominada de “Nuestra Señora del Rosario”, fundada en Santo Domingo el 28 de mayo de 1577 con título de Pontificia y de la que hemos hablado en el capítulo de Cofradías desaparecidas. La imagen es una estupenda talla de expresión serena y maternal, que ha recibido culto hasta la fecha no muy lejana como Virgen de Gloria. Tiene pelo natural y desfiló en la noche del Miércoles Santo, consolando al Señor del Amparo en su pesado caminar hacia el calvario, tocada con una sencilla blonda inmaculada que le caía por el pecho y espalda y luciendo un antiguo vestido de terciopelo negro y dorado y manto de terciopelo azul. Con esta imagen se pretende representar el encuentro de Jesús con su madre en la calle de la Amargura. Ella alarga su mano derecha ofreciendo un pañuelo que sirva como paño para el rostro sudoroso y ensangrentado de su Hijo, completando así un precioso y entrañable misterio en este magnífico paso.

En la Semana Santa de 1996 lucía esta imagen una diadema de plata repujada y un precioso manto negro bordado en oro.

El Cristo posee varias túnicas que luce de forma periódica, siendo algunas de gran valor. La más antigua, aunque pasada a nueva tela, data de 1947 y está ricamente bordada en oro sobre terciopelo morado, presentando motivos florales mezclados con símbolos de la pasión. Es muy destacable la blanca de terciopelo bordada en oro, que fue estrenada en 1954. Posee, así mismo, otra de camarín muy sencilla de terciopelo morado con galones de oro.

El Señor del Amparo lleva cíngulo de oro y cordón del mismo material rodeando su cuello, destacando en él un valioso broche que monta una piedra preciosa engarzada en oro. 

Paso del Santísimo Cristo de la Fe

El segundo paso nos presenta a un estupendo crucificado muerto y con la huella sangrante de la lanzada. Es una talla considerada del S. XIX y de gran calidad, aunque no se sabe quién la realizó. Fue donada a la iglesia por D. Luis González Barrientos y Dña. Antonia Cardos Herrera y desfila desde la refundación de la Cofradía, aunque su nombre se añadió con posterioridad al título de la Hermandad.

El rostro, de gran fuerza y realismo, está completamente vencido por el sufrimiento. Las gotas de sangre, la boca entreabierta y los párpados oscurecidos añaden patetismo a la expresión abandonada de esta meritoria imagen. El pelo y la barba siguen fielmente la posición de la cabeza rendida hacia la derecha, abriéndose por este lado y enmarcando su cara.

El cuerpo, de tamaño algo menor del natural, está bien proporcionado, llamando la atención sus amoratadas rodillas que contrastan con la viveza de los pliegues del bello paño de pureza policromado que lo cubre.

Lleva sobre su cabeza unas originales potencias doradas y corona de espinas del mismo material.

El Santísimo Cristo de la Fe va en un destacado paso de madera tallada en su color de estilo clasicista, enriquecido por algunos detalles barrocos, aunando la severidad con la elegancia artística en un original diseño. Este paso sustituyó al anterior que, realizado en madera tallada y metal dorado de estilo barroco, se caracterizaba por su rica ornamentación y por su peculiar forma poligonal, siendo de gran calidad y popularmente conocido por su aspecto como el “Galápago”.

El nuevo paso es obra de los artistas locales Santiago Arolo, que realizó el diseño, y de Ramón García Mora que lo talló. La imagen del Cristo descansa sobre el cuerpo superior de la canastilla, llevando en el frontal, en metal dorado, el escudo de la Cofradía. 
 
Los preciosos respiraderos llevan catorce medallones dorados y repujados (reaprovechados del antiguo paso), enmarcados por columnillas salomónicas y cornisas clásicas, donde van representadas las estaciones del Vía-Crucis, destacando las que hacen de esquineras en el paso. Entre ellas casetones tallados con delicada decoración barroca y rematados cada uno de ellos por pequeños medallones con simbología de la pasión.

El paso está totalmente entonado en rojo: caoba el tono de la madera; rojos los velones que se apoyan en los cuatro magníficos blandones tallados que lleva en sus esquinas, obra de Ramón García; rojas las luces que guardan los dos preciosos faroles del mismo autor, rematados con coronas doradas que van situados a los lados del Cristo; rojos de terciopelo los faldones; y en el exorno del paso, más de 60 docenas de claveles del mismo color, acompañados por un centro de lirios morados que va a los pies de la sagrada imagen.

Capataz: D. José Fernando Fernández Perianes.
Costaleros: el Paso, hasta ahora, iba a ruedas, con ocho empujadores. En la Semana Santa de 1997 vuelve a salir a costaleros, dándose la circunstancia de ser portado por mujeres, que con una cuadrilla de cuarenta costaleras, marcan un hito en la Semana Mayor Pacense.

Paso de la Piedad

La aparición de este paso en la Semana Santa pacense ha causado verdadera sensación, y no tanto por el misterio que representa, como por la calidad y el inestimable valor de la talla, lo que unido a la solemnidad y originalidad del paso han hecho de sus tres salidas un verdadero éxito. Tanto es así que ya cuenta con más de ciento cincuenta hermanos, además de su propia cuadrilla de costaleros, que demuestran su fe y su saber hacer desde el primer año. La recuperación de esta importante imagen para la Semana Santa de Badajoz tiene nombre propio: el asesor artístico de la Hermandad, D. Juan Manuel Expósito, que a sus conocimientos y entusiasmo por nuestra Semana Mayor suma unas grandes dosis de sentido artístico. 
 
Él rescató esta imagen inédita que se encontraba olvidada en las dependencias de la iglesia, restaurándola, diseñando el paso, construyendo la estructura de las andas junto con algunos colaboradores, buscando el acompañamiento de las mujeres de mantilla, organizando sorteos y buscando subvenciones para hacerla la magnífica corona que estrenó en 1996, e incluso, bordándole un manto con sus propias manos que estrenó en ese mismo año. En definitiva, huelga decir el mérito que ha tenido su labor dentro y fuera de la Cofradía pues, a la vista está el espléndido resultado del cariño y del trabajo bien hecho.

La maravillosa composición, de la que no conocemos el autor, está datada como del S. XVI-XVII y procede, posiblemente, de la antigua iglesia de Santa María del Castillo.

Las imágenes son de talla completa, incluidas las ropas. La efigie de la Virgen de la Caridad es sobresaliente, destacando la exquisitez de su cara donde se mezcla la candidez con el dolor desconsolado de su maternal expresión. Sus delicadas facciones, junto con los angustiados ojos tallados, dan una sensación de desconsuelo y el rostrillo que rodea su cara le confiere un peculiar sabor antiguo que refuerza su excepcional belleza.

La imagen del Santísimo Cristo del Amor, de impresionante presencia, aparece muerto en el regazo de su madre, presentando en su cara unos rasgos sencillos pero de gran pureza, que contrastan con el soberbio y detallado trabajo anatómico de su cuerpo que en escorzo muestra toda su perfección. La Virgen lleva tallado un delicado manto negro que se funde con el claro sudario del Cristo; ambos policromados y con finísimos dibujos estofados en oro.

La Dolorosa cubre su cabeza con una toca negra bordada en oro y salió en 1995 llevando un antiguo manto de terciopelo negro bordado en oro que pertenece a la Virgen del Mayor Dolor. En 1996 estrenó otro negro bordado por D. Juan Manuel Expósito en oro, sedas de colores y azabache; presentando un atractivo diseño floral del mismo autor y rematado por el escudo real en relieve. Actualmente, y como muestra del gran cariño que en poco tiempo se le ha tomado, unas hermanas de la Cofradía le están bordando otro en oro sobre terciopelo negro y que, junto con los nuevos faldones del mismo material y de color cardenal estrenados en 1996, regalarán a la imagen. En este mismo año se estrenaron los respiraderos de malla de oro. 

La Virgen de la Caridad luce en su pecho un corazón de plata dorada rematado por la llama y traspasado por siete puñales simbolizando los dolores de la Virgen. Sobre su cabeza ha llevado una fina diadema de plata trabajada, estrenando en 1996 la nueva, que ha sido sufragada gracias a las aportaciones de un grupo de personas y a los desvelos de Juan Manuel Expósito. Ha sido diseñada por el orfebre sevillano José Manuel Ramos de Rivas, quien ha realizado la obra en metal dorado y ricamente repujado, resultando una obra sencilla pero de destacada calidad artística.

Paso de María Santísima del Mayor Dolor

La Virgen del Mayor Dolor es una de las dolorosas de más mérito artístico de cuantas desfilan en la Semana Santa de Badajoz. Como ya hemos comentado en el capítulo de curiosidades, la imagen vino a sustituir a la anterior del S. XVII, destruida en 1936 y que, al parecer, era de gran valor. Tuvo que ser traída a escondidas y envuelta en una manta desde Sevilla; según algunos, por la dificultad de aquellos momentos y, según otros, porque en la capital hispalense se conocía la imagen, e incluso, estuvo expuesta, negándose los sevillanos a que saliese de su ciudad una imagen de tanta calidad.

La talla, obra del maestro Antonio Castillo Lastrucci, destaca, además de por su extraordinaria belleza, por la marcada personalidad de sus rasgos, confiriéndole una gran fuerza expresiva, que se ve reforzada por la perfección técnica de sus formas, siendo el trabajo de boca, nariz y ojos verdaderamente admirable. La expresión dolorosa está muy bien conseguida y las lágrimas doradas iluminan su desconsolado rostro. Se dice que tiene dos perfiles diferentes; en uno aparece doliente y desconsolada, mientras que en el opuesto muestra un rictus mucho más suave.

Las manos son magníficas, mostrando una gran expresividad y realismo; suele llevar unos rosarios en la izquierda y un fino pañuelo en la diestra.  

Esta efigie, que comenzó sus desfiles en 1939, tiene un innegable parecido con las Dolorosas sevillanas “de la O” y “de la Hiniesta”, obras del mismo imaginero, que están muy consideradas en aquella Semana Santa, siendo la Del Mayor Dolor una imagen única, de deslumbrante belleza y personalidad.

La Virgen va vestida con exquisito gusto por el asesor artístico de la Hermandad, luciendo blonda de encaje y estupenda toca bordada en oro, regalo de una devota en 1953.

Posee varios vestidos: uno se realizó con los bordados en oro del traje que el torero José María Martorell donó a la Cofradía; permaneciendo todavía intacto el que en 1949 le regaló Manuel Benítez “El Cordobés”; recibiendo otros regalos, como el magnífico faldón bordado que le regaló Doña Pilar Calleja. El traje que luce en la procesión es de terciopelo negro bordado en seda blanca y pedrería, obra de las monjas de Villafranca de los Barros, estrenado en 1947; ellas mismas realizaron el soberbio manto del mismo material y bordado, resultando un trabajo de gran belleza, estrenado en 1948, pues, aunque estaba preparado para un año antes, no se le puso por el mal tiempo. Presenta un delicado bordado floral en cuyo centro lleva el escudo de la Hermandad. Además de éste, posee otros dos mantos de procesión: uno de terciopelo negro bordado en oro, muy antiguo y de gran valor y otro de terciopelo azul sin bordar. Suele llevar un fajín de seda blanca bordado en sus extremos o un artístico cinturón bordado en oro con el traje de torero antes aludido. 
 
Cultos a la imágenes titulares

-Tiene establecida la Hermandad un triduo a sus Santos Titulares, que se celebra la segunda semana de cuaresma, con el fin de preparar a sus hermanos para la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

-En el mes de noviembre se celebra una eucaristía por los hermanos fallecidos durante el año.

Mención a parte merece el piadoso y multitudinario “Vía-Crucis” que desde 1953 se le hace al Santísimo Cristo de la Fe en la mañana del Viernes Santo, donde la imagen, desprovista de las andas, es portada a hombros de cofrades y devotos hasta la vecina Avenida de Colón para celebrar allí las funciones en su honor, presididas por el señor Arzobispo. Tras este acto, la imagen regresa a la Iglesia de Santo Domingo donde es objeto de un entrañable “Besapié”, mientras es sostenida por todas las personas que desean tener ese honor.

Las imágenes del Dulce nombre de Jesús, de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amparo y de la Virgen del Mayor Dolor son propiedad de la Cofradía, y reciben culto en su altar de madera tallada y dorada situado en una capilla lateral del lado de la epístola. La del Cristo de la Fe, de la misma propiedad, está colocada en otra capilla del lado del evangelio, decorada con pinturas simbólicas de la vida de Jesús, La Piedad se encuentra en otra sencilla capilla lateral, también del lado de la epístola, que ha sido preparada al efecto.

Publica la Hermandad boletín anual de Semana Santa. 

Obra social

Colabora estrechamente con Cáritas parroquial en el comedor benéfico de San Vicente de Paúl.

En Semana Santa reparte bolsas de caridad entre las familias necesitadas de la parroquia.

Además entrega, como las demás Cofradías, una parte de sus ingresos al Obispado y a la parroquia para obras sociales.

Hábitos de los Nazarenos

Los del Cristo del Amparo: túnica blanca con ribetes y botonadura morada; capirote morado con el escudo de la Cofradía a la altura del pecho; capa blanca con el escudo del cordero (símbolo del Obispado de Badajoz); cíngulo amarillo y guantes blancos.

Los del Cristo de la Fe: túnica negra con ribetes y botonadura rojos; capirote rojo con el escudo de la Cofradía y capa del mismo color con el escudo del cordero; cíngulo rojo y guantes blancos.

Paso de la Piedad: no lleva nazarenos, basándose su acompañamiento en mujeres ataviadas con mantillas negras, que en número superior a cien acompañan el paso. Llevan prendido en su pecho la medalla de la Hermandad con lazo de color rosa cardenal.

Los del paso de la Virgen del Mayor Dolor: visten un traje igual que los del Cristo del Amparo, pero cambiando el morado por el color azul.

Los nazarenos que portan las insignias y los regidores de la procesión llevan capirotes de terciopelo del color de la sección donde vayan. Los hermanos llevan la medalla de la Hermandad.

 

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